Se calcula que a nivel global se acaba desperdiciando 1 tercio de toda la comida que se
produce para consumo humano*. Esto es terrible por varios motivos: primero, porque es inhumano que una parte del mundo tire toneladas de comida mientras la otra pasa hambre; segundo, porque al tirar comida no solo desperdiciamos los alimentos en sí mismos, sino que también desperdiciamos todos los recursos naturales invertidos en producir esa comida.
Si alguna vez te has preguntado "¿qué puedo hacer yo a nivel individual para no participar en este derroche?", sigue leyendo. Hemos preparado una lista con algunas ideas y, si tienes alguna de cosecha propia, estaremos encantados de leerlas.
Planifica y compra con cabeza
Como en cualquier otro ámbito, consumir de forma más consciente es una recomendación clave para reducir la cantidad de comida que desperdiciamos a nivel individual.
- Planifica lo que vas a comer y compra en base a eso. Cuando compramos comida por impulso -como por ejemplo fruta y verdura- sin saber qué vamos a hacer con ella, muchas veces se acaba estropeando antes de que la comamos.
- En linea con el punto anterior, comprar de forma más regular -una vez por semana, por ejemplo, en vez de dos veces al mes- ayuda a ser más conscientes de lo que compramos y para qué lo compramos.
- Cuando vayas a comprar, no rechaces ni descartes fruta o verdura por su aspecto. Las cadenas de supermercados tiran toneladas de fruta y verdura por no cumplir "cánones estéticos" absurdos, pues la fruta cultivada de forma orgánica es irregular y puede tener marcas o manchas. Así que recuerda: ¡Las manchas, marcas o los golpes en la fruta/verdura no son razón para tirarlas!
La conservación es tu mayor aliada
Una vez comprada la comida que necesitamos, la clave para no desechar alimentos es conservarlos correctamente. De esta forma conseguiremos alargar su vida útil lo máximo posible, evitando que se estropeen. A continuación os damos algunos trucos sobre cómo conservar distintos tipos de alimentos en casa:
- Almacena los cereales y frutos secos en tarros de vidrio, a poder ser transparentes. Así, además de mantenerlos bien aislados y protegidos, podrás ver lo que hay dentro de cada bote y evitarás que algunos de tus ingredientes caigan en el olvido y se acaben estropeando con el tiempo.
- Guarda las zanahorias -y otras hortalizas similares como los rábanos o los nabos- sumergidas en agua. De esta forma ayudarás a que retengan el agua propia de la hortaliza, manteniéndose frescas y crujientes hasta dos semanas más de lo habitual.
- Cuando tengas una pieza de fruta o verdura cortada por la mitad, envuélvela con un envoltorio de cera para que no se oscurezca la parte cortada. Otro truco que puede ir bien, en caso de que no tengas envoltorios de cera, es colocar la pieza de fruta/verdura en un platito con la parte cortada hacia abajo para que no le de el aire.
- Guarda la lechuga, las acelgas, la col o las hierbas como el cilantro en un vasito con agua (sí, ¡como si fueran flores!).
- Usa bolsas de conservación para alimentos como la Vejibag. Este tipo de bolsas, hechas de algodón orgánico crudo, ayudan a crear el entorno húmedo y transpirable perfecto para mantener tus frutas o verduras frescas y crujientes durante más tiempo. Solo tienes que mojar la Vejibag y escurrirla antes de guardar los alimentos y ¡listo!, ya puedes guardarla en la nevera.
Cómo desechar la materia orgánica
Por último, nos gustaría hablar de cómo desechar los restos de comida pues, como con cualquier otro residuo, deshacernos de ellos correctamente en origen es clave para una óptima gestión global de residuos.
La primera opción, la más fácil y la que todo el mundo puede hacer, es tirar los restos de comida al contenedor de materia orgánica. Para ello, es importante usar bolsas de basura compostables, ya que usar bolsas de plástico sería contraproducente (el plástico, al fin y al cabo, no es compostable).
La segunda opción es compostar los restos de comida en casa nosotros mismos. Hacer tu propio compost es una forma fácil, económica y autosuficiente de tener abono casero para tus plantas. Además, ya no hace falta tener grandes cubos para compostar, existen composteras pequeñas fáciles de almacenar en cualquier rincón de la casa, por lo que esta es una opción cada vez más accesible a más gente.
Un esfuerzo individual, un beneficio común
Esperamos que este post te anime a ser un poquito más consciente a la hora de consumir y desechar alimentos. Si todos ponemos nuestro granito de arena, seguro que conseguiremos disminuir la cantidad de comida que se tira a nivel mundial. Y, si tienes algún otro truco que quieras compartir con nosotros, puedes hacerlo en los comentarios. ¡Estaremos encantados de aprender de ti!
* Datos procedentes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
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